Estas somos mi hija y yo.

Cuando llegó, mi vida cambió del revés y con ella aprendí que debía hacer caso a mi cabeza cuando decía: «haz lo que te late de dentro».

Yo antes no era fotógrafa, profesionalmente, aunque sentía una verdadera pasión por la Fotografía.  Mi hija un día me preguntó: «Y tú, mamá ¿qué quieres ser de mayor?» Algo dentro me hizo «pom-pom», y lo ví clarísimo.

Pues eso… ahora aquí estoy… ¡fotógrafa! y todo corazón.

Parte de mi vida está en este cartapacio, que empezó siendo el álbum de la boda de mis padres, y fue llenándose de fotos, engrosándolo, en desorden, sin pegar, fotos que tocar… y emociones que revivir.  Porque lo importante de cada una de ellas es su porqué y la historia que cuentan.  Ojearlas, sin prisa, siempre fue un pasatiempo mágico para mí.

Yo ahora también tengo mis álbumes y una caja de cartón llenándose de fotos donde transcurre el tiempo.  Y también están en desorden, porque al igual que me pasaba a mí, también es uno de los pasatiempos preferidos de mi hija.